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Ann está embarazada. ¿Cómo dices? Embarazada. O sea, que vas a tener un hijo. ¡Un hijo! ¡La justificación de la vida de un hombre! Enhorabuena, Miguel. Un hijo de madre soltera. Y de padre soltero, no te fastidia. ¡Pues vaya un problema! Os casáis y ya está. Casi todo el mundo lleva ahora el niño encargado. A mí no me gusta casarme, Diego. ¿Tú quieres a Ann? Sí, la quiero. Me gusta y lo paso bien con ella. ¿Y te parece poco? Pero Ann no es mujer para casarse. ¿Me entiendes? Ella no cree en el matrimonio. Menos que yo. Es muy independiente. Las americanas tienen otra mentalidad. Las americanas también se casan y tienen hijos, ¿no? Miguel, eso de la independencia y la mentalidad está muy bien mientras se traiga un hijo al mundo. Un hijo es algo muy importante. Lo más importante. Llega un día porque sí, pero luego hay que merecerlo. Los hijos tienen sus derechos, y el primero es llevar los apellidos de los padres y creer junto a ellos. (Bocina) Perdonen. Hola, Ann. ¿Qué pasa? Qué mamá más guapísima vas a ser. Enhorabuena, Ann. Estamos muy contentos. Hola, Ann. Hola. Hoy invita la casa, y la casa hace el menú. Para celebrar el acontecimiento. Tengo tiritando de frío dos botellas de Moët Chandon. Bueno, pero eso después. Primero unas cigalas. Miguel las ha visto en el puerto. ¿Qué tal las cigalas? Tienen buena cara. ¿Cómo buena cara? Tienen una cara estupenda. Mucha mejor cara que tú, que deberías saltar de alegría y mira qué cara tienes. (RÍE) -Es hermoso contemplar a una pareja de las que se quieren. Que se casan, que contribuyen a la marcha ordenada del universo. Bueno, dejémoslos solos. Pero dime, Miguel, ¿de qué están hablando? ¿Quién contribuye a la marcha ordenada del universo? Tú, por quedarte embarazada. Perdona Radio Bueno, ¿y qué vamos a hacer? No lo sé. Yo voy a tener un hijo, criarlo y todo lo demás. Porque, desde luego, el niño lo voy a tener. (Música romántica) Ya ves que el plano está bien. Pues mira, milímetros de holgura. Hay un error de taller, se rectificará. Todo tiene arreglo, incluso lo tuyo. ¿Y qué es lo mío? Estoy seguro de que cumplirás con tu deber. Pero ¿qué deber? Y afrontar las consecuencias de tus actos. Eso son cosas mías. Además, ¿a ti quién te ha contado Radio ? Sátur, le vi ayer. Sátur es un bocazas y un . ¡Estás muy equivocado, Miguel! Sátur está preocupado por ti, como lo estoy yo, y como lo estamos todos. Pero ¿cómo todos? ¿Quiénes? ¿Ese desgraciado lo va contando con un megáfono? Cálmate, hombre. Sátur nos lo contó a Piluca y a mí. Por cierto, Piluca comentó que estaba segura de que te casarías enseguida. Te aprecia mucho. Oye, Ricardo, te hago una propuesta: te cambio el fuera borda y un tocadiscos estereofónico japonés a estrenar, que es una maravilla, por tu coche. -¿Qué dices? Este hombre está loco. Y como no quiero que te quedes sin el coche, te vendo el mío por pesetas, que es un precio de amigo. Ya ves, y yo que le había tomado cariño al coche. Con sus asientos reclinables, su espejito para mirarme Radio Acabarás quedándote con él, Ricardo. Este es como el del chiste: date por Radio A mí me lo vas a decir. ¡Sátur! Perdona. Hola, majo. Quiero hablar contigo. ¿Por qué andas diciendo que si Ann está embarazada, que si nos vamos a casar Radio ? Para, que yo no he contado nada a nadie. Solo a Chus y a Piluca, que son amigos tuyos, porque me lo ha contado Gloria, que ya sabes lo que te quiere. Y yo también te quiero. Deja ese cabreo, que no viene a cuento. Es que Radio Es que no es verdad. ¿No está embarazada? Sí, pero nadie ha hablado de boda para nada. ¿Ah, no? Comprenderás que la cosa es para pensarla, ¿no? Pues ya que tú lo dices, la verdad, sí es para pensarla. ¿Y por qué? ¿Quieres decírmelo? Miguel, yo solo repito lo que tú has dicho. Te has metido en un buen lío, y perdona que te diga que estas cosas ya no ocurren, lo tuyo es un problema medieval. ¿Tú qué harías en mi caso? Desde luego, Martina, no es la mujer ideal para formar un hogar cristiano. Científicamente hablando, es más bien poliándrica. No hablo de Martina, hablo de Ann. Ann es una buena chica y te quiere. Claro que lo de Ricardo Ochoa fue bastante serio. Ese Ricardo es un imbécil, yo no sé cómo le aguantas. A mí, en tu caso, tampoco me caería bien. Las cosas como son. Los suyo con Anna lo saben todos. Bueno, ¿y qué? Nada, eres tú quien me ha preguntado. Lo que me preocupa es el niño que va a venir. Oye, ¿y por qué no te casas por lo civil? Te vas a un juzgado, matrimonio civil, y luego, si las cosas no salen bien, te divorcias. ¿Aquí dejan casarse por lo civil? Claro, hombre, ¿dónde crees que vives? Este país evoluciona vertiginosamente. ¡Ann! Hola. Hola, no te esperaba. Hola, Miguel. Hola, Laura. Hasta mañana, Laura. Chao. Oye, Ann. ¿Sí? He pensado en nosotros, en todo esto y Radio Bueno, yo Radio Vengo a pedirte que te cases conmigo. Todo esto es porque voy a tener un hijo, ¿no?